February 25, 2010


ENTRENAMIENTO. MANUAL DE EJERCICIOS PARA LA OFICINA

Yo quiero ser un emprendedor

Porque está de moda o porque simplemente le da la gana, usted podría convertirse en un gerente de éxito. Más allá de libros de autoayuda para ejecutivos, existen métodos concretos que podrían ayudarlo a cumplir sus objetivos.

Por: Luis Felipe Gamarra
Jueves 25 de Febrero del 2010

Tras haber quebrado dos empresas antes de cumplir los 25, decidí —más por falta de capital que por exceso de necedad— que nunca más iba a intentar hacer empresa, así los libros de Robert Kiyosaki (“Padre rico, padre pobre”), Jack Welch (“Triunfar”), Peter Drucker (“El ejecutivo efectivo”), Donald Trump (“El camino hacia la cima”), Spencer Johnson (“¿Quién se ha llevado mi queso?”) o Malcolm Gladwell (La clave del éxito) intentaran convencerme de que todos, a pesar de los errores, podemos convertirnos en emprendedores de éxito. No.

Como administrador de empresas llegué a ser tan incompetente que hasta desarrollé una metodología para quebrar compañías. La llamé la doctrina de las tres P, que reúne las actitudes que debe tener todo “Homo inutilis” (Paquidermo, Pesado, Perezoso) que busca reducir su firma a un expediente en el Indecopi. Pero quizá mi mala racha está a punto de terminar. Como acostumbro a no aprender de mis errores, hace dos semanas me dejé convencer por dos expertos que me dijeron, sin charlatanería, que personas como yo, a pesar de sus fracasos, podían convertirse en el emprendedor que todos —por culpa de tantos sujetos exitosos— queremos ser.

Cada uno, desde su disciplina, me dijo que yo podía ser un emprendedor. Óscar Osorio, director de Life Coach Perú, me dijo que es posible alcanzar mis metas de manera sistematizada, a partir de “un impulso extra”, que me haría atreverme a aprovechar las oportunidades. Javier Barboza, presidente de CS Managering, me indicó que podía transformarme en un “instrumento para que mi compañía triunfe”, “para superar las dificultades junto con todos mis colaboradores”. Ambos entrenan a ejecutivos exitosos. Yo les pedí que evangelizaran a un hombre sin fe.

¿UN LÍDER YO?
Barboza me solicitó que lo escuchara hasta que terminara la reunión. Si no sentía que me había dicho algo novedoso, no volvería. Acepté su reto. Barboza empezó señalándome que la actitud del jefe es clave para inspirar a sus colaboradores, a que todos contribuyan al éxito, pero mirando atentamente sus limitaciones. “Si miras solo tus fortalezas, nunca vas a saber qué corregir”. Barboza utilizó la parábola de David y Goliat: “Ningún guerrero aceptó el reto de Goliat porque todos se imaginaron que en una lucha cuerpo a cuerpo iban a perder. David, al tanto de sus limitaciones, lo enfrentó a 100 metros de distancia, con su honda, y triunfó”. Creatividad, preparación, compromiso, control: claves para ser una palanca de mando.

“No todos están preparados para mandar, pero si sabes tus limitaciones, y posees compromiso, vas a prepararte para ser un jefe justo”. La experiencia solo sirve para los retos del futuro, me dice. Antes de asistir a cualquier reunión, me pide que me pregunte qué me hace feliz. “Si te reúnes con un cliente, un proveedor o un colaborador que sabe por qué es feliz, y tú no, estás en desventaja. La felicidad te lleva en la dirección correcta”. Al final de la tarde me pregunta: “¿Te he dicho algo que no sepas?”. Le respondo que no. Pero sabe, como yo, que volveré mañana.

EL “COUCH” DICE
Óscar me dice que no será mi psicólogo porque no trabajará sobre el pasado, sino sobre mi futuro. Tampoco será mi consultor, porque no va a estructurar mi empresa por mí. Y, por último, tampoco será mi consejero, porque no me va dar ningún consejo. ¿Qué va a hacer Óscar? “Voy a identificar qué cosas te motivan, cuál es tu motor, para ayudarte a lograr tus objetivos, retándote, exigiéndote, haciéndote ver que puedes lograr las metas que tú mismo te vas a plantear”, me dice.

“A veces, como en el gimnasio, uno necesita que le exijan. Yo voy a ser ese entrenador que dice que puedes más”.

Óscar me señala que así como las empresas más organizadas definen sus metas a corto, mediano y largo plazo, las personas debemos elaborar un plan detallado, pero flexible, de todo lo que nos proponemos. “Desde subir de puesto, un aumento de sueldo, o pagar la luz, el teléfono. En la lista debe estar todo”. De esa manera, dice, uno podrá tachar sus logros conforme avanza hacia la cima. Su metodología termina con una carta que debo fechar en marzo del 2011, en la que le debo contar todo lo que logré en el 2010. “Eso te hará ver el orden que debes seguir para cumplir con tu carta”.

Tras haber seguido parte de estos dos métodos, me quedó claro que no seré Bill Gates, pero que por lo menos, con más compromiso, no repetiré otro desengaño corporativo. Pero, como dicen Óscar y Javier, debo empezar por perderle temor al fracaso o, como diría un gurú empresarial, a ser exitoso. Por lo menos ya sé qué me hace feliz. Ese es un buen comienzo

No comments: